
Llegó
sin hacer demasiado ruido, con la vitola de buen lateral, un
especialista defensivo para la banda zurda. Eric Abidal aterrizó en
Barcelona el 28 de junio de 2007, previo pago de la cantidad nada
desdeñable de 14 millones de Euros. Llegaba de la mano de un Rijkaard
que prometía ofrecer un fútbol ofensivo, vistoso, a priori no demasiado
beneficioso para el estilo del francés. El FC Barcelona era un equipo en
construcción que necesitaba títulos como el comer. Eric, internacional
bleu con ascendencia de Martinica, se había hecho un nombre en el Lyon
después de jugar en el Lille y el Mónaco. Llegaba habiendo sido elegido
mejor lateral izquierdo del año.
En su debut en el Gamper se permitió subidas por banda, regates y centros certeros que sorprendieron a propios y extraños. Algunos, como el que escribe, creímos ver en él el tipo de lateral izquierdo que necesitaba el Barça. Un atleta capaz de cubrir la banda entera, capaz de subir y centrar, de bajar y cortar, y hacerlo todo con solvencia. Muchos no supieron entender el caracter competitivo del francés, las declaraciones quejandose de falta de compañerismo y las demandas de trabajo físico a su entrenador. Si bien es cierto que el método de entrenamiento de Frank Rijaard no ayudó y el bueno de Abidal perdió la forma, la fuerza y la velocidad necesarias para ejecutar su juego. Muchos aficionados del Barça empezaron a dudar de sus capacidades.
Él, sin embargo, siguió trabajando, siguió como titular indiscutible y se erigió como un pilar fundamental en la consecución de los seis títulos en la primera temporada de Guardiola. Había recuperado una metodología ideal para su estilo.
En su debut en el Gamper se permitió subidas por banda, regates y centros certeros que sorprendieron a propios y extraños. Algunos, como el que escribe, creímos ver en él el tipo de lateral izquierdo que necesitaba el Barça. Un atleta capaz de cubrir la banda entera, capaz de subir y centrar, de bajar y cortar, y hacerlo todo con solvencia. Muchos no supieron entender el caracter competitivo del francés, las declaraciones quejandose de falta de compañerismo y las demandas de trabajo físico a su entrenador. Si bien es cierto que el método de entrenamiento de Frank Rijaard no ayudó y el bueno de Abidal perdió la forma, la fuerza y la velocidad necesarias para ejecutar su juego. Muchos aficionados del Barça empezaron a dudar de sus capacidades.
Él, sin embargo, siguió trabajando, siguió como titular indiscutible y se erigió como un pilar fundamental en la consecución de los seis títulos en la primera temporada de Guardiola. Había recuperado una metodología ideal para su estilo.
Entrado
ya en la trentena, ha vuelto el GRAN Abidal, más grande que nunca. La
buena línia de trabajo en el club le ha supuesto una mejora física que
ha venido acompañada por una ola de confianza por parte de Guardiola y
sus compañeros, culminada con su primer gol en el Barça y el tercero de
su carrera deportiva. De ser un gran lateral; ordenado, disciplinado,
fuerte y muy muy rápido, ha pasado a ser un central solvente, que va
bien al corte, que no pierde balones por alto, que cubre las espaldas de
sus compañeros y que se ha permitido el lujo de convertirse, según el
propio Pep Guardiola, en el central "que mejor saca el balón jugado del
equipo". Y eso, en un conjunto en el que juega Piquembauer, es mucho
decir.
Eric Abidal va camino de firmar una merecida renovación por dos años. Pocos franceses han triunfado en Can Barça, algunos como Blanc, Giuly o el mismísimo Thierry Henry, han tenido claros y oscuros. Abidal sin embargo ha grabado su nombre en el que posiblemente sea el mejor equipo de la historia y se ha ganado un sitio en el corazón de todos los aficionados del que, también para él, "és més que un club".
Eric Abidal va camino de firmar una merecida renovación por dos años. Pocos franceses han triunfado en Can Barça, algunos como Blanc, Giuly o el mismísimo Thierry Henry, han tenido claros y oscuros. Abidal sin embargo ha grabado su nombre en el que posiblemente sea el mejor equipo de la historia y se ha ganado un sitio en el corazón de todos los aficionados del que, también para él, "és més que un club".
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